Las familias pueden atravesar por momentos críticos a lo largo de su vida, algunos de ellos pueden resultar especialmente difíciles de resolver y pueden entramparlas en discusiones que deterioran los vínculos. Las sesiones familiares son una posibilidad para crear un espacio de dialogo y escucha, generando entre todos los miembros, nuevas posibilidades más funcionales de interacción.
Beneficios de la terapia Familiar
La terapia familiar que realizo con las familias se sustenta sobre un modelo sistémico relacional y focalizado en las emociones. Las sesiones se realizan con todos los miembros de la familia, no siempre acuden todos juntos, pero todos acuden. Es necesaria la participación de toda la familia ya que el modo de abordar un problema es cambiando las interacciones que lo sostienen. Los problemas no surgen en un vacío, sino en un contexto determinado por distintas circunstancias, un contexto que es importante conocer y entender para ver de qué modo condicionan los modos de relacionarse en la familia. La terapia familiar está recomendada en los casos en los que un niño o un adolescente presenta algún problema, conductual y/o emocional, cuando se han intentado tratamientos individuales con la persona que manifiesta “el problema” y éstos no han dado los resultados esperados o cuando más de un miembro de la familia acude a terapia individual motivados por los conflictos familiares. A continuación, te cuento qué beneficios podría aportarte acudir a terapia familiar con un enfoque sistémico:
Ayuda a tener una visión más amplia del problema, menos patológica y más esperanzadora. Durante las sesiones podrás entender cómo y para que surgieron formas de relacionarse entre los miembros de tu familia que quizá en algún momento funcionaron, pero que hoy se han convertido en disfuncionales y requieren de un cambio en el todos deben participar.
Ayuda a revisar la historia de la familia y ayuda a verla con otros ojos. Muchos de los problemas que se manifiestan en la actualidad tienen su origen en el pasado relacional de la familia por lo que la terapeuta explora con respeto y empatía ese pasado de las relaciones familiares, ayudando a la familia a entender diferentes situaciones en el contexto en el que sucedieron y enfocando la atención en los recursos de la familia.
Ayuda a desarrollar otro tipo de comunicación más funcional, la terapeuta prepara a cada uno para tener las condiciones necesarias para recibir lo que los otros miembros de la familia necesitan comunicar, no sólo para escuchar sus puntos de vista sino para empatizar con sus emociones. Es un trabajo lento y progresivo, que se aprende en el consultorio y que sus efectos se extienden a la vida cotidiana de la familia que consulta.
Genera un espacio seguro donde se pueden poner sobre la mesa temas importantes y a su vez muy difíciles de abordar en casa. La terapeuta propicia momentos de encuentro, de mucha empatía y conexión entre los miembros, lo que permite no sólo tocar puntos que duelen en la relación, sino que posibilita la reparación del vínculo que en algún momento pudo haberse dañado.